La presidenta de México aún no tiene el control del país. Después de un año en el gobierno, Claudia Sheinbaum no tiene el manejo de la economía, tampoco de la política nacional, y menos aún de su propio partido. Tampoco ha logrado ponerse al frente de la lucha contra la corrupción. Además, la relación con Estados Unidos se está deteriorando de manera preocupante, pues ahora existe menos influencia en las políticas exterior y comercial del país
Durante este 2025 la economía de México es la que tiene menor crecimiento en toda Latino América, con excepción de Venezuela. El FMI señaló que en 2025 la economía nacional apenas crecerá 0.8%, en el mejor de los casos. Además, la deuda del gobierno ya es equivalente al 60% del PIB, lo cual pone en serio peligro el futuro del país. Por si eso no fuera preocupante, la reforma al poder judicial y la nueva ley de amparo están inhibiendo fuertemente la inversión productiva nacional y extranjera. Este grave escenario muestra que la presidenta no tiene control sobre la economía nacional.
Pese a ganar la elección de manera contundente, Sheinbaum tampoco tiene bajo su mando la situación política del país. Los conflictos sociales se reproducen en todo el territorio nacional. Constantemente estallan conflictos en contra de su gobierno. En la mayoría de los casos, éstos se derivan de la nula operatividad del gobierno federal, del no cumplimiento de compromisos, o por la disputa entre grupos políticos de su propio partido.
Lo paradójico es que, al cumplirse el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum, su informe de actividades consistió en exaltar la figura política de su antecesor, en la reafirmación de viejas promesas gubernamentales y en tratar de generar esperanza en un futuro mejor. La presidenta dio evidencia de que carece de un proyecto propio de gobierno. Por eso su imagen presidencial se de empieza a desdibujar. Eso no es bueno para ella, pero tampoco para el país.
Una figura presidencial que se deteriora es bastante vulnerable ante presiones internacionales, como es el caso de los aranceles por parte del gobierno de Trump, y por la inminente negociación del tratado de comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, cuya ratificación se mira cada vez más lejana. México no está bien. Tampoco su gobierno está fuerte en estos momentos cuando se requiere mayor fortaleza. Es hora de encender todas las luces rojas, porque lo que pronto va a ocurrir en el país afectará a todos. Nadie permanecerá ajeno al deterioro.
